Los buggies (también conocidos como buggys) son un tipo de vehículos de recreo, de cuatro ruedas muy grandes y con anchos neumáticos, que se utilizan para recorrer terrenos arenosos, tales como playas, dunas o zonas desérticas.
Su diseño normalmente se compone de partes de otro vehículo modificado, tales como el motor, montadas sobre un chasis abierto. Estas modificaciones normalmente lo que intentan son aumentar la ratio entre la potencia y el peso, o bien disminuyendo el peso del vehículo o bien aumentando la potencia del motor.
Los primeros datos que tenemos sobre este tipo de vehículos llegan desde California, en Estados Unidos, en la época de los años 50. En sus inicios, los buggies eran fabricados como hobby personal. Se diseñaban individualmente en los garajes privados sobre un modelo de coche ya comercializado. Su finalidad era la de ser conducidos por las playas del Pacífico durante los fines de semana.
En los años 60 comenzaron a popularizarse, y a partir de 1970 se crearon las primeras asociaciones para competir y realizar carreras de buggies, siempre en terrenos blandos y arenosos. En 1975 aparecieron los modelos conocidos en Europa, que provenían de un motor Wolkswagen Bettle y llevaban carrocería de fibra de vidrio. Poco a poco estos vehículos se popularizaron en todas partes como vehículos de aventura y también de uso diario en algunas zonas.
Como ya hemos comentado los buggies fueron creados inicialmente para conducir sobre el desierto o las playas. Sin embargo, con el paso del tiempo su uso se ha diversificado, ampliándose el tipo de terrenos sobre el que pueden conducirse, como por ejemplo para realizar tareas en el campo o incluso para conducirse por carretera. De hecho, hoy en día muchos de estos vehículos están totalmente legalizados para conducirse por la vía pública con carnet de conducir tipo B.
Generalmente, se determina el uso que se le va a dar antes de construirse y así se maximiza el confort y las habilidades del vehículo. Muchos aficionados acostumbran a construirse su propio buggy, comprando por separado todas las partes necesarias: motor, chasis, neumáticos, frenos, volante…
Una excursión en este tipo de vehículos es una fusión perfecta entre aventura, velocidad, adrenalina, carreras, diversión y mucha emoción. Suelen tener una duración mínima de una hora y máxima de hasta un día y medio, haciendo noche en algún hotel o casa rural. Pueden llevarse a cabo en circuitos acotados o en caminos al aire libre, tanto por pistas forestales como por la playa.
Es imprescindible que el conductor tenga el carnet de conducir tipo B. Los acompañantes pueden ser menores, normalmente a partir de 7 años. Se trata de una actividad recomendada para todo tipo de públicos, por ejemplo para familias con niños pequeños y ganas de aventura o para despedidas de soltero y soltera.
Estamos seguros de que todos disfrutaréis de la emocionante experiencia de realizar una ruta en buggy. Si quieres conocer las empresas que te ayudarán a realizar esta actividad en España, en este enlace podrás encontrarles: rutas de buggies por España.